viernes, 20 de febrero de 2009

Bajo el agua

Aqui estas junto conmigo. Y yo estoy junto contigo. Vamos desgranando este lento rosario de lo que llega a convertirse en desamor. Encerrados en esa exhalación amarga de lo que ya no puede sostenerse bajo la mirada atenta de los que pasan por delante, mirando con la conciencia tranquila de quienes no están comprometidos emocionalmente con los que se niegan a seguir mirando. Sorprendeme con una de tus dulces palabras.
Sorprendeme con una caricia fortuita. Inevitable.
Me hago las manos azules de esperar tu amable contacto.
Tu odio y tu rabia.
Tus versos rotos de la madrugada.
Y mi sordera póstuma.
Haces ruidos desde el otro lado de la pieza en la que estamos desnudos y quebrados. Ya tu respiraciòn se ha detenido por intervalos de segundos que me parecen eternos y más eternos que los segundos que paso escuchéndote respirar desde el otro lado de la habitación.
Murmullas, murmullos. Un golpe lejano y vacío da el primer toque de estas campanas que he puesto sobre tu cama. Sobre el vino que brota de tu cabeza recién abierta y te aleja de mis agresiones y mis celos que nunca han existido.
Hago la cruz sobre tu vientre lacerado y me quejo de no haber sabido como acabar con tu miserable progenie con mayor rapidez.
Pero eso es algo para otro dia.

Buen Viaje.