Algo más que decir

Ya tiene usted en sus manos lo que para muchos puede ser peligroso: amargura. Yo lo he visto caminando por ahí con el ceño fruncido, suspirando como si agonizara en paulatina ansiedad. Esa ansiedad compeja y absurda que me resulta tan conocida; una comezón en los brazos, una presión en el estómago. Los deseos de salir corriendo por la puerta o volando por la ventana si la puerta está cerrada. Perder la esperanza por que la esperanza no entrega nada sustancial y los ideales son para gente más elevada que usted y yo. nosostros somos de otra clase. De una más desechable, más perecible; construidos para el polvo y la ceniza. Ya la gente que lo conoció hace dos semanas no se acuerda de su cara...

Pero no se enoje por lo que le digo. Enójese por lo que le pasó para que yo me diera cuenta de que está con esta triste condición...

Si se le nota que no le gustan las risas de niños. Ni la gente que baila. Ni los matrimonios. Ni la gente que quiere construir un mundo mejor o salvar el medioambiente. Los mimos o los delfines. Las malditas ballenas que bailan bajo el agua encaminadas a su extinción. Al diablo con ellas por llevarnos la delantera. No le gustan las buenas palabras, pero le molestan más aun las groserías que salen de los "más desposeídos". Napalm es la solución para acabar con ellos. Una política de esterilización seguida por la relegación y la eutanasia. Yo soy de la misma opinión. Que se mueran todos y démosle una oportunidad a las cucarachas. A las malditas cucarachas. Cocarachas. Coca Cola.

Alabemos a Dios...

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